El pasado 31 de diciembre, como cada año, se celebró en Palma la llegada del rey Jaime I a la ciudad, como punto culminante de la conquista de la isla en 1229. En esa época, Mallorca era musulmana y a Jaime I se le ocurrió que hacerse con ella podía ser bueno estratégicamente hablando.
En otros puntos de Mallorca son típicas las fiestas de Moros y cristianos, rememorando las luchas y batallas entre los dos bandos, pero en Palma se hace algo más tranquilo. Supongo que hubo pelea, no creo que los llegar a una ciudad y decir «esto es mío» sea muy fácil, pero aquí se hace algo más institucional. Unas flores a la estatua del rey, una misa solemne, un desfile y lo más característico de todo: La colcada.
La colcada es un poema de Pere d’Alcàntara Penya, en el que describe como era la fiesta de l’Estendard cuando él era niño. Se representa en la plaza del ayuntamiento, donde una mujer mayor, vestida de payesa, relata a sus nietos cómo era la fiesta cuando era pequeña.
Resulta curioso cómo se puede celebrar una guerra y una conquista después de tantos años. Pero la memoria colectiva es así. Y ya que se ha convertido en algo festivo-cultural, dado el paso de los años (cerca de 800 ya) , aprovechemos y aprendamos cosas.
vivencias, manías y mil cosas que contar 